ASÍ PIENSO, ASÍ ESCRIBO

Cada noche, en La Voz Silenciosa, hago un comentario personal. Es este que aquí aparece, con la intención de dejar constancia escrita del mismo.

15 de abril de 2010

ME GUSTA DAR LA VARA


Circulo con mis garras preparadas y compruebo que es demasiado difícil comprender a la gente. Aparte de que no nos esforzamos en hacerlo.
Miro hacia mi ombligo y compruebo que lo difícil es conocerse a sí mismo. Más incluso que a los demás. Y comparo mis miradas. Entre una y otra encuentro que es muy complicado, porque no entendemos a nuestro ombligo.
A las personas las oímos no las escuchamos. No tenemos tiempo que perder porque nuestro ombligo nos llama a voces. Nos impele a que centremos toda nuestra atención en él.
Y realmente qué poco nos tiene que decir. Si no he conseguido escucharlo (que sí oírlo) porque estaba demasiado ocupado en las gilipolleces que me ocupaban mi tiempo, ¿cómo iba a prestar ni un mínimo de atención a quien me intentaba decir cosas?
Y que si no las decían, las demostraban. Porque se mueven y expresan sus sentimientos con miradas, con gestos y con actitudes. Pero para sentir todo eso tendría que haber estado dispuesto. Y no lo estaba.
Y ahora que mi tiempo siento que me lleva más al final que al principio. Cuando reconozco que he perdido muchas horas alrededor de mi ombligo que no deja de ser un agujero donde, si no te lavas con cuidado, se acumula la suciedad en forma de pelotillas, me doy cuenta de lo que me he perdido.
Porque él no tiene nada que decirme si no capto antes lo que los demás me dicen. Porque mi ombligo es un puro desastre ya que no ha aprendido nada, porque yo no tenía nada que enseñarle.
Hoy inicio este programa con la intención de escuchar lo que la gente que me rodea, la conozca o no, tiene que decirme. Quiero escucharla con toda la intensidad de que sea capaz.
Y luego transmitir aquí mis sentimientos y mis sensaciones.
Volveré mañana para iros diciendo lo que he aprendido.
SED FELICES.