ASÍ PIENSO, ASÍ ESCRIBO

Cada noche, en La Voz Silenciosa, hago un comentario personal. Es este que aquí aparece, con la intención de dejar constancia escrita del mismo.

7 de abril de 2010

OTRO DÍA MÁS

Hoy quiero haceros partícipes de mi desconsuelo. Ha llegado un momento en esta Voz Silenciosa que os siento tan cerca que no tengo más remedio que compartir con vosotros mis sentimientos.
El ser humano se mueve por sentimientos, por inclinaciones, por instinto… Es algo que no puede evitar, salvo que sea un pusilánime o un miedoso. De eso no tiene la culpa, después de todo se nace de una forma y no es tan fácil superar los defectos de carácter. Aunque algunos no son congénitos sino que se crean por el trato recibido o por la falta de cariño… o por todas esas chorradas que dicen los médicos especializados y que algunas veces, pienso, no son más que una forma de ganarse la vida de quienes a eso se dedican. A curar mentes. Como si la mente se curara tan fácilmente. Aunque no deja de ser algo parecido al médico que cura las enfermedades del cuerpo. Si tiene solución, pues se puede arreglar, pero si no… ya puede ser el galeno un superarchimaravilloso, te vas pallá.
Pero algunas personas, como yo, no es que seamos especiales, es que somos tontos. Y nos metemos en jardines y en charcos que ni nos van ni nos vienen. Con lo bien que estamos preocupándonos de nuestras cosas y… hala, nos embarcamos en las de los demás con la sana intención de hacer el bien y procurar la felicidad de quien creemos lo necesita.
En estos últimos días he aprendido que lo mejor es dejar que cada uno haga lo que crea más conveniente y solucione sus cosas a su manera y forma. Porque si intentas meterte en medio, con toda la buena intención que quieras, terminas perdiendo el pan y el perro.
Y eso es triste. Muy triste. He aprendido la lección. Creo. Pero eso mismo sentí muchas veces en esta vida y al final volví a hacer el imbécil. Porque después de todo así me siento. Como un imbécil que se cree algo y no es más que un pobre ser humano maltratado por su propia culpa.
Vosotros, seguid como sois y no os compliquéis la vida. Pero si hay que dar hasta el alma por alguien, haced como este imbécil. Seguid dándola aunque os muelan luego a palos.
SED FELICES.