COMPUNGIDO, DA.
TRIBULACIÓN.
CONGOJA.
Y al final de todo, lo que queda es el segundo sinónimo de compungido. Dolorido. Porque el ánimo, que es el alma o espíritu en cuanto es principio de la actividad humana, es lo que queda lacerado y marcado.
Y qué difícil resulta recuperarse de ese dolor. La congoja se viene a la garganta y la oprime, dejándonos casi sin capacidad de hablar, de responder. Es un sentimiento tan profundo y a la vez tan triste que desmayamos y sentimos angustia.
Esa angustia del alma, de lo más profundo de nuestro ser. Esa aflicción que nos hace retraernos en nosotros mismos y comernos la tristeza a golpe de tragos duros y amargos.
No suele suceder muy a menudo, pero es mejor que no te sorprenda. Debes estar preparado, porque la vida se compone de momentos dichosos y de otros muchos amargos. Y sólo la felicidad hace llevaderas las tribulaciones.
Si la gente que nos rodea merece todo lo bueno que le podamos ofrecer, también tenemos derecho a reclamarles algo. Siempre se ha dicho que hay que dar sin esperar recibir nada a cambio. Pero somos humanos y necesitamos el alimento del espíritu tanto como el del cuerpo.
SED FELICES