ASÍ PIENSO, ASÍ ESCRIBO

Cada noche, en La Voz Silenciosa, hago un comentario personal. Es este que aquí aparece, con la intención de dejar constancia escrita del mismo.

1 de marzo de 2010

¡AY LA VIDA!

Alegrías, sinsabores, penas, más penas, alguna alegría más. Y así va discurriendo la vida. Y que dure, que diría alguno. Porque tal y como se suceden las cosas, resulta que, aunque parezca mentira, cuando las cosas económicas van mal… como que se tuercen las demás a su ritmo. Los despidos y el paro traen, como es lógico, malos humores. Más tiempo de estar juntos y más discusiones porque falta lo imprescindible. ¿Y a dónde lleva eso? Al ahí te quedas de antes y a la separación de ahora.
Aunque más vale eso que desahogarse con la prójima o el prójimo, que maldita la culpa que tienen. O con todo lo sagrado que se pone a nuestro alcance. ¿Tiene la culpa Dios de lo que pasa? Vamos a ver, no nos acordamos de Él cuando hace sol o cuando las cosas van viento en popa. E incluso, negamos su existencia. Y cuando llueve, resulta que sí existe y encima es el culpable.
Vamos a ver, esto es la realidad, lo que tenemos. Quienes deciden por nosotros lo hacen porque los hemos elegido democrática y libremente. Por tanto, si no están a la altura… Son nuestros representante, amigo mío, los hemos subido al poder nosotros. Y a los otros, a los que tienen como misión criticar su gestión y hacerles que vayan por el buen camino, también. Por tanto, si no hemos sabido elegir, ¿qué culpa tiene nadie?
Es más fácil tener a mano a quien responsabilizar de lo que es nuestro sino. Y el sino viene así, sí, pero nosotros nos hemos encargado de estropearlo todo cada día, un poco más. Somos tan estúpidos que aunque veamos que algo está mal hecho, con tal de no dar el brazo a torcer ni la razón al contrario, nos lo tragamos y lo aplaudimos.
Con que… ¡Menos lobos caperucita! Vamos a ponernos manos a la obra y a exigir que se hagan las cosas bien. Para eso los hemos elegido y para eso les pagamos. ¿O es que les paga alguna empresa? No, les pagamos todos. Los parados y los que tenemos la enorme suerte de una nómina y la seguridad de los gastos cubiertos. Y ellos han elegido esa profesión, la de políticos. Porque para mí es una profesión. Pues como los abogados, o los médicos, o los albañiles, si son malos, si no saben hacer su trabajo… aire y otros. Que seguro que los hay mejores y a patadas. Yo, personalmente, confío más en la persona que en el partido en que milita.
Venga, vamos. Y no hay que llorar. Hay que apretar los dientes y ponerse a la tarea.
SED FELICES