
El caso es que después de todo tienen razón. Pero no puedo entender que todos coincidan. Sus mundos son totalmente distintos. Y yo, ignorante en grado sumo, les comenté que la opinión debía ser distinta dependiendo del apartado en que se desenvuelve.
¡¡¡Bueno!!! Menudas caras me han puesto. Y Arístides, con su gutural voz me ha dicho: “Haciéndome cargo de tu ignorancia, pasaremos por alto tu puntualización. Mas has de saber, amigo mío, que todos tenemos algo en común. ¿Qué es ello? Pregunté. Muy sencillo y lógico. Desde el subsuelo hasta los cielos, pasando por la cuarta dimensión y las calles y parques de este mundo, nos pertenecen. Hacemos de guardianes y vigilamos qué se hacen en y con ellos.
Y has de saber, jovencito (para ellos soy un jovencito, ya véis) que vosotros, los humanos, tan sabios y tan doctos, aprendices de todo y maestros de nada, vais acabando poco a poco con todo lo que encontráis a vuestro paso. No pensáis que el mundo, se puso a vuestra disposición para serviros de él. No para abusar y esquilmarlo. No debéis extrañaros pues, la forma en que se expresa el universo con vosotros.
La diferencia estriba en que el poder de los elementos es inmenso y el vuestro es igual al de un soplido frente a un incendio forestal. No lo hace por venganza, no. El motivo viene dado porque si a un edificio le quitáis las ventanas, entrará el frío. Si suprimís las paredes os calará el agua de la lluvia y no podréis protegeros. Y al mismo tiempo, ¿quién sostendrá los techos y los suelos? Unos caerán sobre otros. Y como habéis sustraído incluso los cimientos, será un desastre total.
Eso son los terremotos, los ciclones, los tornados, las tormentas y los tsunamis. ¿O acaso pensáis que podéis desequilibrar el complejo entramado del orbe y salir indemnes? Vosotros sois los culpables de los desequilibrios. Así que id tomando nota o se os hará tarde.
Que conste que no es una amenaza, es solamente un consejo. Aún estáis a tiempo. Preocuparos y ocuparos de la solución. De los medios. No os queda mucho. Nosotros estamos aquí, pedidnos consejos y os los daremos”.
Ante esto yo callo y dejo sus palabras a vuestra interpretación. Creo sinceramente que son sabias palabras, exentas de odio y llenas de dolor.
Y mientras, procurad lo que siempre os deseo, SED FELICES