ASÍ PIENSO, ASÍ ESCRIBO

Cada noche, en La Voz Silenciosa, hago un comentario personal. Es este que aquí aparece, con la intención de dejar constancia escrita del mismo.

8 de abril de 2010

¿QUÉ PODEMOS HACER?


Mi buen amigo Pepe Castillo, comentarista taurino, gran pensador y encomiable ideólogo, me envía un correo hoy en el que me insta a difundir un mensaje para intentar prohibir una película en la que se maltrata y ofende a la religión católica. Es una película titulada “Corpus Christi” en la que parece, según me cuenta, se trata a Jesús y sus discípulos como homosexuales.
Recuerdo otras películas como Jesucristo Superstar, en la que también se hizo una campaña similar, aunque eran otros tiempos, porque se tomaba la vida del Mesías como a la ligera y en un contexto que no reflejaba la realidad, la de los cristianos naturalmente, pero que era una forma de contar que Jesús fue el elegido y Judas el designado para actuar como traidor.
Luego fue otro film en el que se ofrecía a Jesús como amancebado con María Magdalena.
Y así, vamos pasando por miles de cosas, que ofenden a quienes se declaran católicos, aunque luego no obren, quizá, como debían hacerlo según sus mandamientos.
Pero esa cuestión no me pone a mí en el disparadero. Utilizar al Mesías para hablar de Messi. O un anuncio en el que con el pretexto de publicitar una marca de vermut aparecen unas monjas que bien podrían ir por una de las muchas pasarelas de moda, ataviadas de rosa, pintadas como una puerta y con un contoneo incitante. Y las faltas repetidas de respeto de muchas cadenas, cada vez más, porque así se hacen más populares, parece, en las que se parodia y se utiliza el nombre de los católicos y sus representantes y representaciones para hacer burlas y parodias.
Eso es algo que parece no vamos a poder detener. La libertad permite a quien no cree expresarse y utilizar todo eso como le venga en gana. Y es lo que dice la Iglesia cuando defiende la libertad y el libre albedrío.
Pero no es menos cierto que nosotros somos libres de no sintonizar esa cadena. O no ver determinados programas o señores que utilizan de esa forma nuestra religión.
Es tan fácil como desconectar. Y no hay que quejarse porque tenemos infinidad de canales con esto del TDT y la liberalización de la televisión.
Pero no escucho voces católicas pidiendo que quien tiene que ir a la cárcel, vaya (No robarás. No matarás. No desearás a la mujer de tu prójimo…), que quien falta a la verdad tenga que rendir cuentas (No mentirás). Y mucho menos que nadie sea criticado cuando falta a cualquiera de los deberes religiosos que tiene cuando se declara de una confesión determinada.
Y mucho menos cuando peca por gula, envidia… esos son capitales, pero también pecados, ¿no?
Ya vendrá a cada cual y según sus creencias a pedir cuentas. Nosotros después de todo, tenemos otros problemas más gordos que ponernos a luchar como don Quijote contra molinos de viento.
Y me duele, pero a ver qué hago.
SED FELICES.