ASÍ PIENSO, ASÍ ESCRIBO

Cada noche, en La Voz Silenciosa, hago un comentario personal. Es este que aquí aparece, con la intención de dejar constancia escrita del mismo.

26 de marzo de 2010

TODO TIENE SU EXPLICACIÓN Y SU TIEMPO

Pasan los años, cada vez más por cierto. Los hijos se hacen mayores. Y se regalan y te regalan savia nueva. Van llenando tu vida de pequeños detalles, hombrecitos a los que ves crecer y a los que intentas acompañar, si te dejan, para ir enseñándoles el camino. Más bien para ir completando aquello que sus padres les enseñan, suavizando un poco el rigor paterno-materno, lógico y natural por otra parte.
Cada vez que alguien es abuelo, hay un amigo o conocido (de lo segundo abundan, lo primero es muy escaso) que te dice: “Ahora a mimarlo y a malcriarlo”. Y digo yo: ¿Y por qué hemos de malcriarlos? A ver si ponemos las cosas un poco en claro. Los padres han de ser rígidos y llevar a sus retoños por el camino más recto posible. Es su responsabilidad hacerles ver que la vida no es fácil y que precisa de sacrificio y esfuerzo. Que todo lo que se hace tiene un sentido y que el futuro hay que labrarlo desde muy jovencitos. Esa es su misión, que ya es bastante difícil, como lo fue nuestra en su momento con ellos.
Pero recuerdo en la “mili”, también ha pasado tiempo ¡qué bárbaro! Allí eran el sargento y el capitán los que se encargaban de amargarte, achuchándote a todas horas, no dejándote respirar “para que te hicieras un hombre” (como si con 21 años fueras un crío) y cuando andabas medio abatido y triste, con morriña de tu casa y añoranza de tus padres, aparecía el teniente de la escala universitaria para hacer de paño de lágrimas y suavizar tu desesperación.
Pues algo así hacemos los abuelos. Simplemente, apuntalamos lo que han dicho los padres, haciéndoles comprender a esos muñequitos en formación, que tienen razón, que lo hacen por su bien, que todo lo que les regañan es porque han de comportarse de otra forma. Y les ofreces ternura y comprensión de forma diferente a como lo hacen sus padres. Pero es simplemente eso, cuestión de matices y de tonos.
A lo que voy, que encima hoy tenemos una esperanza de vida mayor, nuestros hijos trabajan ambos porque no está el sobaco pa farolillos y los abuelos pues, eso, como los buenos amigos, para abusar de ellos.
Por mí, que abusen. Mientras el cuerpo aguante…
SED FELICES